martes, 27 de enero de 2009

EL REFERÉNDUM DIBUJÓ UNA FERÍA 16 DE JULIO A MEDIAS

Texto: Wilfredo Jordan

Hubo oferta en la populosa 16, pero fue desplazada por la consulta popular. Quienes sí se beneficiaron fueron los canillitas y los vendedores de comida. En octubre de 2003 la feria se suspendió para echar a Goni, y este domingo lo hizo para celebrar una fiesta democrática.

La plaza Libertad es el corazón de la feria más grande y famosa de Bolivia. Cada jueves y domingo, sus cuatro ramificaciones, conformadas por las avenidas Alfonso Ugarte y 16 de Julio más sus calles aledañas, reciben a más de 40 mil personas. Pero el domingo, cuando se celebró en Bolivia el Referéndum Constitucional y Dirimidor de Tierras, sus calles quedaron casi solitarias.

09.05. La avenida Alfonso Ugarte, conocida también como la “Chacaltaya”, es un desierto. Desde la Juan Pablo II hasta la plaza Ballivián no hay más que tres puestos de comida, un par de canillitas, una oferta de utensilios de aseo, un carrito ambulante que ofrece jugo de quinua con manzana y tres puestos de bicicletas.

“Yo vivo al día, y no puedo darme el lujo de parar”, indica Renata Condori, quien oferta platos como bistés, albóndiga, pollo dorado, entre otros. Esta señora menciona que irá a votar por la tarde, cuando uno de sus hijos venga a remplazarla.

Otra es la cara en su intersección, es decir en la avenida 16 de Julio. Ahí, cerca de la plaza Libertad, el mercado informal aparenta normalidad: puestos de películas y CD “piratas”, panes, comida, juegos de mesa, alimentos, carne y un sinfín de artículos se ofertan en la primera cuadra hacia el oeste de la feria, pero un poco más allá los comerciantes desaparecen.

Ni que decir del lado oeste de la plaza, en la misma avenida. En esa parte de la arteria no existe ni un solo vendedor. Ahí normalmente se ofertan vehículos, llantas, herramientas y otros repuestos para autos.Otros testimonios
De la calle J. Arzabe, doña Asunta saca su carrito de un depósito, le ayuda su esposo. A una cuadra yace el colegio Abel Iturralde, donde la gente se aglomera para ir a ejercer su derecho a voto. Ella ya fue a sufragar, pero la consulta no es excusa para tomarse un descanso. “Aunque sea un poquito tengo que vender”, sostiene.

Como esta señora, en las calles cercanas al corazón de la feria varias personas arman sus puestos. Y tampoco faltan compradores, aunque en muchísima menor escala.

En el sector de “la riel”, que comienza en la Ceja, sigue la vera de la Autopista La Paz-El Alto y termina en la plaza José Ballivián, tampoco hay vendedores. “Esto me recuerda a las jornadas de octubre negro”, rememora Jorge Quispe, un vecino de la zona.

En efecto, en octubre de 2003, el gobierno del entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada ordenó a las Fuerzas Armadas disparar contra la gente que se movilizaba en contra de sus políticas. Esa revuelta finalizó con 69 muertos y por esos días esta feria también parecía un desierto. Quién iba a pensar que en esta ocasión su comercio se suspendería por una fiesta democrática.
Sobre las leyes
El auto de buen gobierno emitido por la Corte Nacional Electoral prohíbe el expendio de bebidas alcohólicas durante del referéndum, pero no menciona nada sobre la venta de otros artículos. Por el contrario, la Nueva Constitución Política del Estado, que ha sido sometida a aprobación este domingo, incluye un texto que reconoce este tipo de comercio.

Durante la anterior semana, algunos dirigentes de asociaciones que aglutinan a este rubro llamaron a reuniones, obsequiaron textos de la nueva Carta Magna y recomendaron a su gente a votar por el SÍ. Ése fue caso de los vendedores de la calle Tumusla, en la ciudad de La Paz.

Pese a la oferta, la populosa feria ha sido desplazada por los recintos electorales, adonde miles de ciudadanos fueron a definir si va o no un nuevo pacto social entre los bolivianos.Con todo, hubo dos sectores que se favorecieron: los vendedores de comida y los canillitas, por ejemplo. Cada colegio se pobló de por lo menos tres puestos de expendio de alimento y los periódicos también se vendieron como panes frescos.

“La ocasión es propicia para almorzar en la calle y compartir con la familia”, indica Javier Almazán, quien fue al colegio Los Andes, en la zona norte de El Alto, a votar con su familia y a comer con ellos. De hecho, los únicos puestos de la feria de Alasitas que abrieron en esa zona fueron los de este rubro, los demás puestos estuvieron cerrados.

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