Texto: Wilfredo Jordán
La evolución de la tecnología está abaratando cada vez el costo de producción de discos compactos ilegales. Como consecuencia, en el negocio hay familias que se encargan de importar desde Desaguadero decenas de miles de discos compactos de contrabando; la otra opción apunta al comercio de mayoristas, éstos también incursionan en la producción informal de VCD y DVD.
La música suena fortuita en los oídos de los feriantes, y la imagen del televisor atrae la mirada de los curiosos que pasean por el sector de “la riel”, en la feria 16 de Julio de El Alto. Es jueves por la mañana, y no falta gente aglomerada en el puesto de Rosa Mamani, a ella casi le falta tiempo para probar los CD que vende como panes frescos.
"Ya estoy tres años. Antes vendía zapatitos de niños, pero esto me conviene más", indica. Todos los martes, esta comerciante viaja a la localidad peruana de Desaguadero, frontera con Perú, a adquirir una parte de la mercadería de CD ilegales que comercia cada jueves y domingo en la feria 16 de Julio; la otra, se la provee Mariano, un antiguo mayorista.
Hace tres años que Rosa y su esposo emprendían en esta faena, ahora sus tres hermanos han ingresado en el negocio. Primero lo hicieron con quemador de CD propio, con el tiempo se dieron cuenta de que el costo de producción era igual que traer la mercadería desde la frontera peruana, así que optaron por lo último.
Según don Favio, un comerciante de CD “truchos” que tiene su puesto cerca de la plaza José Ballivían, también en la populosa 16 de Julio, cada disco compacto blanco (vacío) es salido a un boliviano, la bolsita y el papel, que se puede comprar en la misma “riel” y en algunas galerías de la calle Uyustus, cuesta 50 centavos.
Por tanto, una copia pirata puede producirse a 1.50 bolivianos, y su venta al comprador varía entre tres y cinco bolivianos, dependiendo del lugar y la feria.
La frontera
De acuerdo con el portal noticioso losandes.com, el 13 de marzo, la Policía peruana se incautó en Desaguadero de más de 3.000 CD “truchos" que iban a ser comercializados en la frontera con Bolivia. La misma fuente señala que estos esfuerzos se desarrollan periódicamente en esa provincia; pero, al parecer, nadie puede detener esta faena.
Aunque no hay datos precisos porque éste es un acto ilícito, cada vez son más los comerciantes que viajan a la frontera para adquirir discos apócrifos. Ése, por ejemplo, es el caso de la familia de Rosa.
Una vez flanqueado el puente que divide a Bolivia y Perú, los comerciantes adquieren entre 100 y 500 copias de discos compactos. “No se puede más porque los policías nos controlan”, sostiene Rosa. De hecho, en la mayoría de los casos, es su madre quien filtra la mercadería escondida entre ropas y otros utensilios guardados en bolsas y aguayos.
Por cantidad, cada unidad de VCD y música se compra en 1,50 bolivianos, ya en El Alto y La Paz, este material es vendido entre tres y cinco bolivianos, dependiendo del lugar y la gente. Y en el caso de los DVD, lo que en Desaguadero se compra en tres bolivianos, en nuestra ciudad se comercia entre 5 y diez bolivianos. Ambos implican una ganancia que arranca desde el 50 por ciento en adelante.
El peso de la Ley
El 30 de junio, la guardia municipal de la Alcaldía de La Paz decomisó en la calle Tiquina más de 600 discos "truchos" de películas nacionales, de estreno y pornográficas. El operativo, que con regularidad efectúa la comuna, terminó con la destrucción física de estas copias y sin ninguna detención.
Es más, el suceso no pareció intimidar a los piratas. Una visita a esta arteria paceña pudo evidenciar que se continúan vendiendo discos ilegales, pornográficos, de producción nacional y de estreno, pese al acuerdo que firmaron los vendedores de películas "truchas" y el Sindicato de Trabajadores Cinematográficos de la ciudad de La Paz en marzo de 2006.
En este documento, los "pirateros" se comprometen a no comercializar películas de estreno, nacionales y pornográficas en sus puestos, sin embargo no se menciona una palabra sobre las películas extranjeras. De hecho, los operativos policiales no se incautan de las copias extranjeras, salvo las de estreno.
El artículo 31 de la Ley 1332 de Derechos de Autor indica que el creador de una obra fonográfica (canción) debe recibir una regalía mínima del diez por ciento de venta al público. En el caso de las producciones cinematográficas, la norma establece la misma retribución.
Esto solía cumplirse cuando las tiendas de las industrias fonográficas y los cines monopolizaban el negocio. Pero con la evolución de la tecnología, la realidad hoy es otra, por eso los Trabajadores Cinematográficos pactaros con los “pirateros”, y la mayoría de los músicos, quienes deben ser beneficiados por esta Ley, han optado por sacar producciones independientes y aprovechar la piratería para obtener fama y réditos económicos.
Mariano (nombre ficticio), mayorista que comenzó hace diez años con la venta de casetes ilegales, ha encontrado la forma perfecta de lucrar con este negocio.
Como el mercado informal goza de buena salud, y los programas musicales como El tropicalísimo (RTP) cobran unos 300 bolivianos mensuales por la promocionar canciones de orquestas y conjuntos, Mariano les cobra a los artistas la misma suma por incluir sus canciones en los discos compactos apócrifos que distribuye principalmente en El Alto, La Paz, Oruro, y localidades como Achacachi, Caranavi y Chulumani. Con esto el grupo consigue más actuaciones.
La otra opción, según este mayorista, es copiar para el conjunto 1000 discos compactos a un precio módico (entre 1,50 y 2,50 bolivianos por unidad) y el grupo es el que se encarga de venderlos. "Ellos me buscan. Y los que no vienen, no los conozco. Además, yo tengo mis caseros en todas partes porque les ofrezco primicias".
Mariano no sólo ha logrado agrandar su negocio de CD piratas, ahora ha logrado instalar una isla de edición para grabar y producir VCD y DVD propios.
Según el informe Piratero comercial, publicado por la Federación Internacional de la Industria Fonográfica, uno de cada cinco CD que se venden en el mundo es ilegal, y la tendencia es de subida. Así la venta de discos apócrifos en el puesto de Rosa se asemeja a un puesto de panes frescos: por cantidad.