miércoles, 23 de julio de 2008

BORRACHO ESTABA, PERO ME ACUERDO. EVOCACIONES DE LA MARGINALIDAD

Es como entrar en un mundo irreal, donde lo peor es trajinar en la calle esperando el amanecer en el frío de la eterna noche, a veces bajo la lluvia; calentarse en los basurales junto con los perros y bajo las amenazas de los policías; comer los desperdicios de las comidas mezcladas con colillas de cigarrillos y servilletas; dormir sólo unas horas, antes de recibir un balde de agua fría…
Pero es un mundo real, aquel que Víctor Hugo Viscarra (1958-2006) vivió durante 30 años y describe en sus memorias: Borracho estaba, pero me acuerdo, editado por Correveidile en 2002. Un testimonio enternecedor que palpa la marginalidad de una sociedad que muchas veces parecemos ignorar y que –como dice Víctor Hugo– “espera que el tiempo sea benevolente para quienes hemos vivido insertos en él”.

FRAGMENTO:


“Una noche –le contaba– estaba por la zona de Munaypata. Como sabía que no tenía dónde ir a descansar, empecé a caminar; pasé por Villa Victoria, la Estación Central, la zona norte, la avenida Tejada Soriano, la plaza Villarroel y la avenida de las Américas, hasta llegar a los prostíbulos de Chuquiaguillo, al final de Villa Fátima. A modo de hacer hora, entré al Redondo, a la Chawaya, al 111 y otros puteros más, para conversar con algunas amigas y ver si alguna me podía invitar unos tragos. Después regresé a pie hasta la plaza Villarroel, bajé toda la avenida Busch hasta el parque triangular, de ahí subí al estadio y por la avenida Simón Bolívar me fui hasta el obelisco, donde llegué a eso de las dos y media de la madrugada. Aún faltaban cuatro horas para que las puertas de San Francisco se abrieran y tenía todo el cuerpo cansado. A pesar de haber caminado más que el Judío Errante, debía seguir haciéndolo para evitar que el frío castigara mi cuerpo mal abrigado y falto de aliento. En esos momentos lo que más me antojaba era tomarme una taza caliente de café (aunque sea sin pan), pero desgraciadamente estaba sin un solo peso. El sueño quería cerrar mis ojos, estaba temblando y tenía que caminar todavía cuatro largas horas”. Pag. 41
Links relacionados:
Victor Hugo Viscarra, encuentros y desencuentros. En este artículo, Álex Ayala recuerda los tres encuentros que tuvo con Víctor Hugo Viscarra antes de su muerte.

2 comentarios:

Cachorro tierno dijo...

una frase que me recuerdo de un docente es "yo te estimo pero tu no me comprendes", en alusión y sarcasmo de las personas en estado de ebriedad...
Pero la verdad que ese tipo de crónicas hacen mucha falta...
Saludos

Wilfredo Jordán dijo...

LA verdad es que hacen mucha falta Alberto, porque es un mudo real que se vive a diario y es el presente, quizá esto pueda ayudarnos a tomar conciencia de una realidad que muchas veces preferimos ignorar. Además, la forma en que lo realda Victur Hugo... te le recomiendo.