El Diario comenzó a funcionar en 1904 donde hoy se yergue el Congreso Nacional, y lo hizo en tamaño tabloide, de menor dimensión que la publicación actual. Para imprimir una edición, los prensistas, cuyo turno comienza a las once de la noche, demoran entre cinco a seis horas para sacar una edición, aunque la verdadera tarea empieza a las nueve de la mañana, de la mano de los redactores.
Hacia afuera, una edificación moderna, letrero dorado, una tienda de poleras y los clasificados pegados en la ventana; adentro, muebles de madera y una sarta de oficinas. Un escritorio con un escudo de Bolivia, un acuario y una antigua rotativa roja adosan una puerta que conduce al subterráneo, para los clientes, ésta es una de las muchas que hay en el edificio, para los redactores y prensistas, es el subterráneo: la verdadera “fábrica de las noticias”.
Las gradas descienden en paredes blancas hasta posarse en la recepción. Ahí la sensación es nocturna, tubos fluorescentes, muebles color mate y un retrato grabado de Simón Bolívar reciben al personal que trabaja en El Diario. El ambiente se distribuye en dos: Redacción y Fotomecánica, un piso más abajo yace Prensa, en este ambiente es donde se imprime el periódico que llega a los canillitas.
Según Mario Rocha, encargado de guiar a los invitados, El Diario fue fundado por José Carrasco Jiménez el 5 de abril de 1904. “Inicialmente, en su fundación, el tamaño del periódico era tabloide”, afirma.
El tabloide es la dimensión que utilizan matutinos como La Razón o La Prensa. En ese cuerpo empezó a funcionar el decano de la prensa nacional. No obstante, a los tres meses, Carrasco tomaría la decisión de publicar su periódico en tamaño universal, que conserva hasta ahora.
Otra particularidad que indica Rocha es que en un principio El Diario funcionó donde hoy se edifica del Congreso Nacional. “Antes no existía ese edificio, era una calle cualquiera, ahí comenzó a funcionar el periódico”, indica.
Redacción, Fotomecánica y Prensa
“Cuando trabajen en un periódico, se darán cuenda de la que en las redacciones la vida empieza de noche”, decía Jaime Iturri en una clase de Periodismo. Eso explica que por la mañana la sala de redacción normalmente está deshabitada, ocupada tan sólo por uno, dos, tres o cuatro redactores.
En la redacción se conforma el equipo de periodistas, editores, correctores, jefe de información y de prensa, que compone una parte de la “fábrica de las noticias”, las otras son la sección de Fotomecánica y de Prensa.
Según Helen Álvarez, docente en la UMSA y ex jefa de redacción del periódico La Prensa, el recorrido de la noticia es el siguiente: el hecho, redactor, editor, consejo editorial (jefaturas, dirección y editores), correctores, armado, fotomecánica, impresión, distribución y lector.
La sección de Fotomecánica es una enorme sala llena de mesones, planchas color plata y rollos de papel. Ahí las páginas del periódico diagramadas en hojas centimetradas pasan a láminas semejantes a una lata inarrugable e inquebrantable. Se trata de la película, en ella se imprimen las hojas de cada publicación.
“Éstas, afirma Rocha, son como las calcas para el papel. Las primeras pruebas no salen perfectas, salen descentreadas. Hay que centrearlas en las maquinarias (rotativas), y cuando está todo listo, recién comienza a imprimirse el periódico”.
Cuando el trabajo en esta sección ha concluido, se pasa a Prensa. Ahí, un equipo de turno de siete personas, compuestas por un jefe, un subjefe y cinco ayudantes, inicia su labor a las once de la noche y no descansa hasta que los ejemplares estén listos para ir a manos de los distribuidores.
El trabajo que desempeña este personal consiste en el pasado del papel y tarjado de planchas, entre otros. Las consolas y las rotativas, gigantes colosos semejantes a robots, son las encargadas de imprimir el periódico.
De acuerdo con René Mamani, prensista de este sector, para estampar un tiraje de una sección se tarda aproximadamente una hora y media. “Como el periódico tiene cuatro secciones, para imprimir una edición se demora de cinco a seis horas”, afirma.
La cadena en un periódico comienza a las nueve de la mañana y termina entre las tres y cinco de la madrugada, aproximadamente. Durante este lapso, En El Diario, mucha gente entra y sale por la puerta que conduce al subterráneo, y así el ciclo se repite cada día, ante las inadvertidas miradas de los clientes que consumen noticias y desconocen el trajín de cada una de ellas.